jueves, 8 de junio de 2017

Goya

Francisco de Goya y Lucientes (Fuendetodos, provincia de Zaragoza, 30 de marzo de 1746-Burdeos, Francia, 16 de abril de 1828)[1] fue un pintor y grabador español. Su obra abarca la pintura de caballete y mural, el grabado y el dibujo. En todas estas facetas desarrolló un estilo que inaugura el Romanticismo. El arte goyesco supone, asimismo, el comienzo de la pintura contemporánea y es precursor de las vanguardias pictóricas del siglo XX; por todo ello, se le considera uno de los artistas españoles más relevantes y uno de los grandes maestros de la historia del arte.

Simultáneamente, Goya empezó a pintar retratos y obras religiosas que le dieron un gran prestigio, hasta el punto de que en 1785 ingresó en la Academia de San Fernando y en 1789 fue nombrado pintor de corte por Carlos IV. Diez años más tarde, en 1799, pintó para el soberano el famoso retrato La familia de Carlos IV, que se considera una de sus obras maestras. Es un retrato oficial, formal en apariencia, pero en el que el autor se permite cierta ironía al plasmar a los personajes con un realismo crítico.
Aunque, la familia real no eran los únicos nobles que reclamaban el trabajo de Goya, también la aristocracia de su tiempo quiso ser retratada por el gran pintor y así que aparecieron sus famosos retratos: La Condesa Chinchón, la Maja Vestida y La Maja Desnuda, las cuales, según los rumores de la época, representaban a la Duquesa de Alba, con quien además Goya habría mantenido un sonado amorío.
En 1812 muere su esposa Josefa, pero antes de su fallecimiento, ya mantenía relaciones con Leocadia Zorrilla de Weiss, hija del ama de llaves y criada del artista, 35 años más joven, y que le acompañaría hasta el final de sus días. Leocadia, que había sido repudiada por su marido por «infidelidad», dio a luz a la pequeña un año después de estar al servicio del maestro. En 1815 emprende una nueva serie de estampas, La Tauromaquia compuesta de treinta y tres grabados, en ellos Goya desarrolla temas de la historia del toreo, al parecer para ilustrar un texto de Moratín padre, y hazañas de toreros contemporáneos, con una técnica excelente y un estilo plenamente maduro. Los horrores de la guerra dejaron una profunda huella en Goya, que contempló las batallas entre franceses y españoles durante los años de la ocupación napoleónica. En 1814 pintó el conocido 2 de mayo de 1808 en Madrid: la lucha con los mamelucos y El 3 de mayo de 1808 en Madrid: los fusilamientos en la montaña del Príncipe Pío y pinturas posteriores (Museo del Prado). Sencillez directa para los retratos que pintó, como La familia de Carlos IV (1800, Museo del Prado), donde se muestra a la familia real sin la idealización habitual. En 1819 pinta Goya sus composiciones religiosas más conmovedoras La última comunión de San José de Calasanz y Cristo en el monte de los Olivos. Las célebres Pinturas negras (c. 1820, Museo del Prado) son las obras más destacadas de los últimos años. En un principio fueron pintadas al fresco en los muros de la casa que Goya poseía en las afueras de Madrid y en 1873 se trasladaron a lienzo. Hay que destacar: Saturno devorando a un hijo (c. 1821-1823), Aquelarre, el gran cabrón (1821-1823). Predominan los tonos negros, marrones y grises y demuestran que su carácter era cada vez más sombrío. En 1824 se marchó como exiliado a Francia. En Burdeos trabajó la técnica de la litografía, con la que realizó una serie de escenas taurinas.
murió en burdeos , Francia , el 6 de abril de 1828 .